EN ESCONDER EL CADAVER
LuisBernardo
Rodriguez
Su postura nerviosa lo delataba. En su mirada había un brillo frenético y
cierta malicia chispeante que evidenciaba que algo estaba planeando…
Si pudiera transcribir sus pensamientos, seguramente, censuraría ciertos
pasajes, pero deberíamos profundizar un poco en el origen de su aberrante maquinación.
Desde la llegada del rival, toda su realidad se vio perturbada
completamente. A partir de ese momento nada parecía pertenecerle, fue desposeído
de toda gracia y de todo privilegio. La rabia inicial la manifestaba con las
heridas que se infringía en la boca. Apretaba tan fuertemente los labios que su
diente provocaba un brote carmesí goteante. Finalmente, logró asimilar la ira o
volcarla en algo más productivo. Tal vez en algo criminal, pero que reduciría su
pena hasta la desaparición. Decidió eliminar su competencia sustancialmente. El
medio era el asesinato.
Cuando un hombre posee una idea clara, ya nada lo puede detener. Tal vez fracase, pero no hay vuelta
atrás y el arrepentimiento no es opcional.
Planificar una empresa semejante a la que estaba dispuesto a ejecutar era
asumir un listado de opciones y detalles, que se transformaban en una cadena de
hipotéticos resultados.
La decisión estaba tomada: pensaba asesinarlo, pero el verdadero objetivo
era salirse con la suya. La misión en realidad se basaba en ¿dónde esconder el
cadáver?
El primer paso del procedimiento consistía en tomar a la víctima por sorpresa,
la superioridad de fuerzas que él gozaba le permitiría girarle con potencia la
cabeza hasta desnucarlo. Luego pensó en colocarlo dentro de una bolsa plástica
negra, como las destinadas a la basura y abandonar el cuerpo exánime en algún
vertedero o contenedor público. Todo esto lo sentía como si se tratara de una metáfora
que terminó asimilando con una sonrisa apretada. Mientras se debatía entre otras
posibilidades, volvió al papel en el que, ensimismado, reproducía su felicidad
pasada.
Descartó la necesidad del desmembramiento de la víctima ya que una sola
bolsa iba a ser suficiente. Lamentablemente, una reciente noticia en las crónicas
policiales lo desalentó: alguien había utilizado ya la misma táctica de
descarte y el fracaso fue contundente según lo que logró desentrañar de la
televisión. En muchos edificios existen cámaras de vigilancia y estas habían
dejado en evidencia al asesino. En este caso, también se le presentaban los
mismos obstáculos, así que terminó por declinar esta opción.
Una revelación se presentó entre tanta dificultad a sortear. La
iluminación sobrevino con un simple cambio en la puesta de escena. El truco no
consistía en esconder el cadáver, se trataba de camuflar el asesinato. Así que
decidió exponer el despojo ante la visión del mundo entero, un primer plano del
horror pero maquillado de fatalidad.
Cuando estuvo correteando por el cuarto de herramientas vio el dentado
filo de una sierra de mano. Su lozana mente, a este punto, lo hacía lucubrar
que todo lo podía. Pensó en la barandilla del balcón y cómo lograría simular
una caída del primer piso. Intuía que esa insignificante altura era más que
suficiente y no necesitaba elevarse más.
En cuanto arrancó con las disimuladas fisuras, que terminarían provocando
la inevitable caída contra el asfalto, se percató de que sus fuerzas no eran
suficientes. Limó durante un buen rato una de las barrillas pero apenas
mostraban una fina línea del paso de la herramienta.
Extenuado dejó el trabajo y se maldijo por no poseer brazos más fuertes.
Fue una sensata decisión claudicar, porque no tomó en cuenta que a la larga y
después del trágico accidente la policía técnica determinaría que no fue un mero
accidente por el vencimiento de la estructura, descartando esta causa porque la
misma no presentaba signos de envejecimiento o indicios de óxido ni nada por el
estilo.
Tras el fracaso y la nueva frustración se desquitó con fuerza en una
almohada y golpeándola con un iracundo sentimiento se volvieron a tensionar sus pensamientos.
Mientras volcaba todo ese peso contra la almohada la miró detenidamente y, como
si le pidiera perdón, la estrujó con un cariño abrazador.
Había logrado confeccionar el truco, deducir el enigma que tenía dentro.
La asfixia era el recurso a valerse y no tendría que mirarle a los ojos. A lo
sumo, la impresión del rostro contra la tela sería el recuerdo como una máscara
mortuoria que escondería el cadáver.
Con pasitos decididos vuelve a su mesa de trabajo.
-¿En qué estás
pensando Marquitos?
- Nada, en el dibujito
que estoy haciendo.
- ¡Qué bonito te está
quedando, mi amor! Aún no has dibujado al bebé.
- Sí, todavía no lo
terminé.
La madre sonríe con esa expresión de orgullo materno y mira al padre para
decirle en voz baja:
-Por suerte, se tomó bien la llegada de su
hermanito.
Sobre el autor:
Eh, complicado hablar en primera persona. Veamos…
Sobre el autor:
Eh, complicado hablar en primera persona. Veamos…
Mi orgullo es ser lector y por atrevido también me considero escritor (no de los buenos).
Despunto el vicio de escribir historias porque creo tener demasiada imaginación, se me da por pensar en cosas macabras y las vuelco al papel. Nace mi gusto por el terror desde chico, mis héroes eran sanguinarios asesinos. En la lucha constante de que mi padre me permitiera alquilar pelis de terror (de las suavecitas) en vez de dibujos animados, jaja. A esa edad la muerte era una fantasía y el asesinato desde la ficción no representaba un pecado (luego vendrían algunos filósofos que me cambiarían la perspectiva). Como "adulto", sigo manteniendo, en parte, esta idea más otras perversiones que se suman a la hora de escribir.
Otro cosa que quiero destacar es mi trabajo en LDU, mi hobby que es un orgullo. Además mis trabajos gráficos para Teresa Oteo Iglesias y su proyecto literario “Orbis Verbum: un giro de compás”. También realicé un tráiler para la Antología “Mentis Error” y para el blog “Demiurgo de Hurlingham”.
11 comentarios :
Impactante y con un final que te descoloca, una vez que lo has leído te das cuenta de los detalles/pistas que nos has ido soltando a lo largo del relato pero que, yo al menos, no había pillado jajaja así que el final me encantó.
Gran relato editor fantasma, siempre te lo digo pero es verdad, deberías escribir más :))
Besos!!
Me pongo de pie! Qué buen relato Luis!
Una se va tensionando con las hipótesis del protagonista ante cada idea asesina. La verdad es que ni por asomo sospeché de qué iba la cosa, por lo que el final, es un broche de oro, sorpresivo e impactante. Te felicito!
Besos!
Gaby*
(sigo recalcando que este octubre se compone de verdaderas perlas del terror!)
Mil gracias por los elogios. Les cuento que este relato lo escribí para una antología que finalmente no funcionó. El proyecto me interesó tanto que me entusiasmó la temática, justamente, el de esconder cadáveres jeje.
Quiero aclarar que este texto fue correguido por la escritora Teresa Oteo Iglesias. Gracias por leer LDU
!Extraordinario relato! Me gusto mucho el suspenso en su narración, el cual te engancha sin parar. Me quede petrificada con tal magno final. =)
Besos
He leido tu bografia después del relato, y ahora veo que estoy mezclando conceptos. Pero bueno lo que siempre me ha parecido difícil para un asesino, es como des hacerse del cuerpo.
De eso estoy completamente segura.
Saludos cordiales.
Gracias Yessy (ya tiene fecha de salida tu relato mil gracias por participar) y Monserrat gracias por leer el relato, lod e la biografía es una forma de cambiar un poco el clásico Nací en Montevideo el día... En fin, nada para alarmarse jeje
Aplausos!!! Luis es un relato excelente que te tiene al límite todo el tiempo, lleno de ese suspenso que dan ganas de leer y leer. Y el final!!! El final es impactante, sorpresivo y hasta perverso. Me encantó!!! Te felicito!!!
Un beso enorme.
Luis, es uno de los mejores relatos que has escrito.Consigues mantener la tensión hasta el final donde nos descolocas completamente . Es buenísimo y produce verdadero terror!
Enhorabuena!!
Un beso
Cómo me despistaste!! Ya me imaginaba a un asesino en potencia... Y resultó ser un germen de asesino. Ojalá le caiga en gracia su hermanito, cuando llegue y se le pasen esos instintos criminales.
Muy bueno! Ahora entiendo porque dejaste colgada la guitarra... Lo tuyo es la escritura ;)
Un beso!
Genial Luis, nos vas llevando hacia un camino, yo estaba pensando que nos estabas ilustrando algún episodio de CSI, pero al final nos descolocas con un giro sorprendente y espeluznante. Solo pensarlo produce pavor.
Muy bueno.
Un abrazo
Ya se a donde iba a ir este relato jajaja!! Tremendo final, una super vuelta que descoloca, muy bueno Luis!!
Besos.
Publicar un comentario