EFECTOS
COLATERALES
Hacía
meses que Ezequiel se había quedado sin empleo.
Estaba a punto de darse por vencido cuando vio el anuncio en
internet. Sin perder tiempo envió un
correo electrónico con sus datos para concretar una entrevista. De inmediato le
respondieron que lo esperaban al otro día a primera hora.
Le
llamó la atención que el lugar en el que lo habían citado para la entrevista fuera
una casa. Apenas tocó el timbre lo recibió una señorita que lo condujo hasta un
consultorio. Allí lo aguardaba un hombre que se presentó como el Dr. Otero.
Luego
de las formalidades el Dr. le explicó que ese lugar era un laboratorio en el
que estaban trabajando sobre una nueva droga para curar el Alzheimer. Pero que, como estaba en la primera etapa de
la investigación, necesitaban voluntarios para ir estudiando los
resultados. Si él se ofrecía a colocarse una dosis de prueba
recibiría a cambio una tentadora suma de dinero. Le hizo leer unos formularios en los que
figuraban los efectos colaterales conocidos hasta ese momento de la dosis, que
consistían en una leve pérdida de memoria, anorexia, cambios de humor y
somnolencia durante los primeros diez días, luego, al ir acostumbrándose el
cuerpo, todo eso quedaría superado y volvería a sentirse bien. Pasado ese tiempo tendría que volver para un
control y dejar asentado si había sentido algo nuevo.
Ezequiel
aceptó la propuesta, firmó los
formularios y le aplicaron la dosis. Pasó por la recepción para retirar el
efectivo y se fue.
Ese
día no se sintió tan mal, solamente muy cansado. Se recostó antes de cenar en
la cama quedándose dormido hasta el día siguiente en el que despertó
completamente desnudo y con dolores en todo el cuerpo. Tenía la sensación de
una fuerte resaca, pero juntando fuerzas se levantó. No tenía casi apetito, comió unas galletas y luego volvió a la cama.
Otra
vez volvió a despertarse al día siguiente, esta vez con la sensación de haber
tenido pesadillas espantosas que no podía recordar. Se obligó a levantarse,
tampoco tenía apetito, fue a la cocina a tomar un poco de agua y encendió el
televisor. Todos los canales daban noticias que lo angustiaban. Lo apagó de
inmediato hecho un mar de lágrimas. Cuando iba a volver a su habitación vio que
el piso de la cocina estaba marcado de pisadas, muchas, que iban y venían,
desde la puerta de servicio hasta el refrigerador. Supuso que eran suyas, tal
vez en estado de somnolencia había salido para algo. Pero esos ratos quedaban perdidos de su memoria.
Como pudo limpió y volvió a la cama.
Así
pasaron los primeros diez días, de la cama a la cocina, sin acordarse como
llegaba a dormirse, sin comer, desconectado de los noticieros, limpiando algunas
veces pisadas y sin recordar demasiado de lo que hacía en los ratos en los que
estaba despierto.
El
día once amaneció diferente. Había tenido pesadillas y aun no las recordaba,
pero estaba más animado. Encendió el televisor y subió el volumen para
escucharlo mientras se daba una ducha, no recordaba cuando lo había hecho por
última vez. Se miró en el espejo, estaba muy delgado. En uno de sus hombros
tenía una marca, un tatuaje que no recordaba haberse hecho. Empezó a
preocuparse por esas lagunas mentales que lo habían alejado de la realidad.
Desde
el televisor llegaban las noticias. Un robo millonario en la casa de un actor,
campañas políticas por las elecciones,
el hallazgo de la prefectura que había encontrado flotando en el río cinco cuerpos de mujeres
envueltos en bolsas y sin cabeza; y por
último el terrible atentado a una escuela que hasta ahora nadie se había
adjudicado. Después por fin vinieron los comerciales.
Volvió
a sentir una terrible angustia. Se dio cuenta que había vivido diez días en el
limbo, sin enterarse de nada. Sin vivir.
Empezó
a sentir en su estómago una sensación de hambre. Cada vez con más fuerza se anunciaba el
apetito. Miró la hora y vio que ya era
el mediodía. Comería algo y después iría al laboratorio para hacerse el
control.
Fue
a la cocina y comenzó a buscar en las
alacenas algo para cocinar, había poca cosa. Pero se acordó que el día anterior
a ir al laboratorio había comprado unas costillas de cerdo que no había llegado
a comer. Se
le hizo agua a la boca. Desesperado
abrió la puerta del refrigerador. Las costillas no estaban. No había nada de
comida. Pero había algo. Eso que él había guardado durante sus lagunas mentales.
De
pronto empezó a recordar… Las pisadas… Las pesadillas…
Desde
el interior del refrigerador,
perfectamente acomodadas, las cabezas de cinco mujeres envueltas en bolsas transparentes lo miraban fijo
con los ojos abiertos y congelados por el horror.
El relato que leyeron
pertenece a KARINA SINDEL AVEFÉNIX. O su verdadera identidad KARINA DE PAOLO
Ella es otra del grupo
selecto de escritores que tiene la responsabilidad de dar el cierre triunfal a
este Octubre en LDU.
Ha colaborado en
anteriores ediciones y desde su blog creo una propuesta llamada “Contando las
palabras” que además tuve el gusto de participar.
Fue la ganadora de la 3ª
edición del Premio B y está ligada al blog con la reseña especial que
realizamos y espero que la lean para descubrir su espacio.
Le agradezco su
participación en este nuevo especial y espero que sigamos en esta senda llena
de palabras, poesía e imaginación. Muchas gracias e invito a todos pasar por su espacio:
10 comentarios :
¿Es un efecto inesperado de los medicamentos o algo previsto?
La mirada de terror de las mujeres sugiere que no fue algo rápido.
Terror puro.
Bien escrito.
Buenísimo Sindel, no tanto en la sorpresa final como en el modo en que vas describiendo las sensaciones y el asombro del protagonista completamente anulado por la droga cuando descubre la realidad de esos tiempos muertos envueltos de pesadilla. Vas manejando perfectamente los tiempos paa crear un clima de suspense y terror que sobrecoge.
Sobresaliente Sindel. Muy bueno.
Un abrazo.
Woww!!! Las costillas no estarían pero menuda sorpresa le esperaba en el frigorífico.
Efectivamente nos vas llevando por un agobiante sendero de misterio, esperando un desenlace que nos sorprende y nos deja casi sin cabeza :)
Buenísimo e impactante.
Un beso!!
Estoy comentando los aportes de manera aleatoria. Quiero agradecerte el magnífico relato que compartes en el mes del terror (este agradecimiento lo haré más extenso en el ÚLTIMO GRITO.
Este relato me hizo acordar a un episodio reciente en una red social, donde me invitaban a invertir en un banco de un país Africano jeje. Curioso relacionamiento hice pero, oigan, quien lo leyó o vio un anuncio que realizaba una buena promesa a cambio de un mínimo esfuerzo. En el caso de Ezequiel la urgencia lo llevó a omitir cualquier tipo de pensamiento sensato y es que la necesidad tiene cara de hereje...y terminó pagando las consecuencia. Como expuse en el comentario del aporte de Jimena Rivas, los grandes relatos de terror tienen eso de poder involucrarse con la realidad, confundir al lector entre lo puramente metafórico y lo literal. Este relato tiene ese condimento que lo hace de excelencia. Este relato me trajo a cuento otra cosa que pasa por mi cabeza y siempre me adoro cuando hay relatos que lo involucran y son las famosas empresas farmacéuticas. Sus medicamentos tienen que tener algún proceso de ensayo y error. Así como no todos los organismos, metabolismos, enfermedades o procesos biológicos en cada ser humano pueden ser distintos entre uno y otro, también pueden ser los efectos de los medicamentos. Capaz que crean una medicina que combata todos los males o con el tiempo desate males peores... En fin, gran relato que da para pensar en muchas cosas, la conclusión es la misma que con Jimena Fabuloso aporte para Octubre en LDU 2015!!! Esta semana final es formidable!!!
Aprovecho para informar que habrá un aporte más, una especie de Bonus track. Presentaremos una cabeza más al monstruo que
Impresionante!! Una historia, excelentemente contada. Cada nueva reacción, cada estrago en la memoria, terminan llevando hacia un final atroz, que no solo soprende al protagonista al descubrir la realidad, sino que el lector, queda paralizado ante las consecuencias de una experimentación que vaya a saberse a ciencia cierta, qué propósitos tendría. Sería realmente el motivo del ensayo el que le habían ofrecido a Ezequiel? Qué otros tantos resultados impensados ocultarían? Otra entrega de lujo! Mis felicitaciones Sindel!
Ya falta poquito para cerrar este Octubre, que pena! Creo que lo voy a extrañar... eh Luis??
Besos!
Gaby*
Sindel, me esperaba un final sorprendente pero aún así conseguiste pillarme desprevenida pues no me esperaba la magnitud del hallazgo!Después de todo lo que te han dicho no te puedo decir nada nuevo, solo que lo escribiste magistralmente bien porque sabes crear el ambiente opresivo hasta llegar al impacto final. Por otra parte, se añade lo que dice Luis y es el terror añadido a los efectos y las cosas que pueden llegar a hacer las empresas farmacéuticas y cómo se pueden aprovechar de la gente en todos los sentidos.
Muy bueno, como siempre!
Un beso!
Vengo a leer los comentarios y me encuentro con tantas palabras lindas que me han emocionado al límite. Es un placer escribir para ustedes, saber que les gusta lo que hago, ya que lo hago con el mayor entusiasmo y pensando en brindarles lo mejor de mí.
El relato da para que cada uno piense lo que quiere sobre si los efectos colaterales fueron accidentales o tal vez solamente agravaron un trastorno de la personalidad de Ezequiel, que ni el mismo conocía. Como dice Luis, a todos nos puede resultar distinto un mismo medicamento.
En fin quiero agradecerles a todos, por sus comentarios, por el ánimo que me dan siempre a seguir.
Ha sido un gusto enorme participar en esta propuesta. Cada año la espero con ansiedad y la disfruto día a día. Y como dice Gaby, ya está llegando a su final y la voy a extrañar.
Ahora me quedo esperando los últimos días y sobre todo esa sorpresa que promete mucho.
Un beso enorme a todos! Y una vez más MUCHAS GRACIAS!!!
La idea ya es buena, la presentación libre de detalles que difieran el nudo, el comportamiento del protagonista es totalmente creíble y contado expertamente y el desenlace brutal, cinco mujeres pueden ser muchas pero el resultado es genial. Aplausos y abrazos
¡Wow! Que relato, que creación tan horripilante y que final de impacto, Sindel, tanto para la protagonista como para el lector. Lo has bordado con hilos de plata, me encanto tu imaginación.
Beso
me gustó bastante y creo que el logro es como está escrito, imposible dejar de leerlo cuando en general me pasa eso con los relatos... felicitaciones entonces...
y le detalle de que sea el Dr, Otero me encantó ja.... por que ese apellido pregunto? salu2....
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