SECUELAS
LETALES
Temía la llegada
de la primavera. Cada año era peor que el anterior. Mi cerebro trataba de
controlar aquellos bajos instintos pero el borboteo de la sangre alterada bajo
los efectos de la nueva estación era irrefrenable.
Mis deseos de
matar me superaban. Nunca supe la causa de mi mal. Tenía derecho a saber que en
aquella transfusión recibía la sangre de un asesino.
NO
CORRAS
No sé por qué corría por aquellas calles desiertas en plena
noche y en pijama.
Tenía la extraña sensación de que mi cuerpo estaba desapareciendo,
se desmaterializaba sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo.
Pronto comprobé que se trataba de algo más que una sensación.
Instintivamente había cogido el móvil y las llaves antes de salir de casa,
tampoco recordaba haberlo hecho, pero era innegable que las llevaba.
Las cambié a mi mano izquierda en un intento desesperado de
sacarme una foto con el teléfono que me convenciera de que mi cuerpo seguía
intacto, eso me tranquilizaría.
No lo conseguí.
Al pasarlas de mano, las llaves cayeron al suelo rompiendo con su
sonido el silencio de la noche.
Ya era un hecho.
Aun así hice aquella maldita foto, en la pantalla no se veía ni
rastro de mi mano izquierda y el brazo no era más que una colección de píxeles
borrosos.
Despavorido me dirigí a casa. Entré en el ascensor con complejo de
vampiro: mi imagen ya no se reflejaba en el espejo.
Crucé la puerta temblando y preso de un ataque de pánico, no es
que me faltara el aire, literalmente no podía respirar.
En el salón, convertido en un improvisado tanatorio, mi familia y
amigos velaban mi cadáver.
La muerte me sorprendió mientras dormía.
Traté de huir.
No llegué muy lejos.
COSAS DE
NIÑOS
Nunca
me gustó la hija de los vecinos del B: demasiado curiosa y descarada para lo
pequeña que era. Esperábamos el ascensor cuando apareció el padre de la
criatura con la niña de la mano. Apenas teníamos relación con aquella familia
más que el cortés hola y adiós cuando nos cruzábamos en el portal o
coincidíamos en el rellano de la escalera, como hoy.
La
pequeña de apenas dos años rompió el incómodo silencio:
––¿Dónde vais? ––preguntó con una pronunciación tan perfecta para su edad
que asustaba.
––A hacer la compra––contestamos con la mejor de nuestras sonrisas.
––¿Y qué vais a comprar? –– la pequeña continuó con el tercer grado.
Ante la insistencia de la niña, el padre decidió intervenir:
––Anda, Sofía, cállate ya, no seas pesada.
––No soy pesada, papá, pero les falta alguien.
––¿Qué quieres decir, cariño? ––le contestó ––ellos solo son dos.
––No, papá, no son dos, les falta el niño ¿dónde está el niño? ¿dónde
habéis dejado al niño? ¡Tenéis que traer al niño! ––continuó la pequeña que
poco a poco había ido elevando el tono de voz y tenía la cara más desencajada.
––No insistas, cielo, no empieces con tus cosas otra vez––cortó
tajantemente el pobre hombre, que se estaba poniendo blanco como la cal.
Sofía pareció hacerle caso y se calló justo cuando el ascensor llegaba al
bajo y a nosotros empezaba a ponernos nerviosos tanta insistencia y la extraña
mirada de la niña.
El vecino se despidió saliendo apresuradamente del portal con la pequeña
agarrada de su mano y nosotros nos miramos sin saber muy bien qué había
ocurrido.
Dos semanas después mi marido me encontró tirada en el suelo de la cocina
sin conocimiento, sobre un charco de sangre. Poco después los enfermeros del
112 me sacaban en camilla de mi casa camino del hospital. Aún con la vista
borrosa, como en un sueño, pude ver a la niña del vecino observándome desde la puerta de su casa mientras le decía
a su padre:
–– ¿Lo ves, papá? Te dije que faltaba el niño, ahora ya se ha ido.
Teresa
Oteo. Abril 2015
Vamos a ver como realizo
la reverencia a la autora Teresa Oteo Iglesias que nos dejó otro de sus
magníficos relatos.
Ella fue la primera
ganadora del Premio B, colaboró en cada una de las locuras que propuse.
Trabajamos en conjunto en un par de relato, nos pusimos creativos y la
entrevistamos para la sección Disparar… en todos los sentidos. Booktrailer,
imágenes y Orbis Verbum nos mantuvo en comunicación fluida.
Ha participado en
una cantidad considerable de antologías y presentaciones de su obra en Ferias
del libro en España con gran éxito.
Apenas anuncié Octubre,
ella me dijo “ya era hora”…
En fin, varias invitaciones tengo que realizar
a los lectores. Muy pronto Teresa Oteo
presenta una antología y una nueva novela en el evento llamado CyLcon 15.
Continúa a la venta sus anteriores publicaciones “Orbis Verbum: un giro de compás”
y la serie de literatura infantil llamada “Cuentos sin miedo”.
Por más información sobre
la autora, su obra retengan los siguientes enlaces.