LIBRO DE
PESADILLAS
La
luz de la pequeña lámpara, ubicada sobre la mesita, comenzó a parpadear como el
habitual preludio a una noche cargada de pesadillas.
La niña despertó
completamente bañada en sudor, el corazón le latía con una velocidad extrema
que solo el miedo conseguía provocar un ritmo semejante.
Al igual que en
las últimas mañanas, se dirigió a su pequeño escritorio. Tomó el bolígrafo y
empezó a escribir su más reciente visión durante el estado de sueño.
En el cuadernillo
figuraba un título prolijamente subrayado y bajo el nombre de “Libro de
pesadillas”, ella fue coleccionando sus horrores nocturnos.
El contenido de
las anotaciones era, probablemente y sin intención de exagerar, de un nivel perturbador,
más allá de las tortuosas descripciones y rico en detalles pavorosos.
Si cayera en
manos de un lector común, le llamaría la atención varias cosas. Anteriormente
señalé la exquisitez que destilaba en imágenes sus anotaciones, aunque de
estilo curioso.
El texto se
desplazaba por un lenguaje entendible y ameno, aunque surgían vocablos más
complejos que le proporcionaban una ferocidad propia de un avezado escritor de
literatura fantástica y de terror. Lo llamativo era que resaltaban las faltas
ortográficas en desmedro al pulso narrativo que se exponía. Aunque dichas
fallas eran verosímiles en una niña a esa edad (no obstante, un adulto tampoco
está exento de cometerlas).
Convengamos que,
podríamos deslizar una conjetura que disiparía (aunque cause una sensación
angustiante por su carácter misterioso) estos pormenores. Acaso, alguien le
estuviera dictando esas retorcidas palabras…
Asimismo, que un
lector se horrorizaría ante la lectura, es imposible imaginarse el espantoso
efecto que surtiría, si este libro cayera en manos de la madre de la autora.
Directamente, la niña sería sometida a un desfiladero de psicólogos, atenciones
especiales, pruebas y evaluaciones.
Afortunadamente,
el libro nunca fue descubierto. Siempre se mantuvo en la biblioteca y en un
lugar estratégico, casi privilegiado. Este espacio lo compartía entre los
libros de “Narraciones extraordinarias” y “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr.
Hyde”. Ambos ejemplares estaban firmados y dedicados por su padre.
La rúbrica era
extravagante pero muy prolija mientras que la caligrafía eran trazos
irregulares casi infantiles, como si provinieran de distintas manos. La frase
que se repetía en ambos era:
“A mi hija y futura escritora”
Estas palabras tal
vez surtieron efecto en la niña y su futuro. Al menos su libro de pesadillas
era un emporio de escenas muy detalladas, dignas de una mente imaginativa y
talentosa.
Su obra se
mantuvo oculta por varios años. Las mudanzas y traslados quizá ayudaron a su
desaparición. A la par de la fuente de inspiración para la escritura que cesó a
partir del accidente sufrido antes de cumplir los ocho años de edad. Ella cayó
de una alta escalera de tobogán y estuvo veinticinco días en coma.
Curiosamente, esa fue la cifra exacta de días que su padre, tras ser arrestado
por el cargo de una decena de asesinatos, estuvo a la espera del dictamen del
juez que lo condenó a la pena de muerte. Las víctimas eran todas jóvenes que
fueron mutiladas, colocadas en bolsas plásticas y que terminaban distribuidas
en distintos caminos, ríos y arroyos en el estado de Virginia.
La niña se crio
con una parte real de la versión de los hechos. Solo sabía que su padre había
huido a otro país, abandonando a ella y a su madre. El oscuro historial de su
progenitor se le fue vedado con la intención de protegerla, aunque la niña
albergaba la esperanza del reencuentro.
Este deseo alguna
vez fue formulado en voz alta pero la respuesta siempre contundente y negativa
por parte de su madre y abuela. Aunque la sensación de causar pánico y
desesperación en el rostro de ellas es
lo que la hicieron desistir, y nunca más mencionar el posible encuentro.
Es con el
transcurso del tiempo lo que cura y cicatriza heridas y a otras las mantiene
abiertas y lúcidas y de la misma manera, con su paso; todo lo transforma, lo
mutila o lo embellece. Es que la sumatoria de horas, minutos y segundos se
vuelven un peso descomunal que logran comprimir o liberar un alma. Y este mismo
tiempo, también hizo de la niña una mujer, que en la actualidad vive en un piso
alquilado y en total soledad.
El inicio de una
tormenta agrietó el oscuro cielo con un relámpago casi inusual. La mujer se despertó
y tanteo a ciegas algo para iluminarse momentáneamente. Encendió el móvil para que su brillo le fuera
suficiente y abrirse camino entre la oscuridad del apagón. Un poco mareada
llegó al comedor y percibió una singular luminiscencia entre los estantes de su
biblioteca.
Como si cayera en
un trance hipnótico tomó el ejemplar y lo abrió sentada en el piso, colocó la
mano en la primera página y en su interior retumbó una voz que dio comienzo a
la lectura del libro:
“La
primera víctima esperaba en la calle. Un joven atractivo de unos 20 años, que
se guarecía de la lluvia bajo el techo de un local comercial. Ella se acercó
sigilosa como un gato y el divisó una mirada impregnada de seducción. Con
delicada gracia, ella le exhibió un seno y el joven no puede negarse a la
aproximación. Ella lo convenció para que suba a su departamento donde vivía
sola…”
La voz se apagó y
empezó a sentir la lluvia mojándola enteramente, su blusa se adhería a su piel.
No comprende cómo logró desplazarse con tanta celeridad ni en qué momento
volvió la luz a iluminar las calles. Solo recuerda una intermitencia en las
luces del pasillo, como flashes de cámaras. Tal vez, era la forma que su padre
le guiaba un ojo como complicidad y le imponía el mandato paternal de continuar
la herencia que había depositado en ella. Probablemente, eran alucinaciones de
un ser perturbado y así sucumbía la represión de un instinto asesino que lo
llevaba en sus genes.
La comunión entre
padre e hija se había concretado y el tiempo será testigo de la carnicería que
dejará el sendero de ambos.
Quiero agradecer a todos los que se tomaron el tiempo (o lo
perdieron) en leer este relato nuevo.
Me quedó medio largo pero este período de inactividad que padecí
me provocó escribir un poquito más.
Carrera literaria, no tengo. Libros publicados, no tengo. Tengo mi
blog LDU y aquí les dejo un enlace con todos los relatos, micros, seudopoesías
y otras tonterías que me salen de la cabeza:
8 comentarios :
Entonces el padre, conectado con ella, en forma misteriosa y siniestra, le estuvo dictando las instrucciones, para cuando ella asumiera un legado de asesinatos sangrientos.
Bien logrado el efecto siniestro.
No perdí tiempo, lo aproveché.
Felicitaciones.
Pues no sé si le dejaría algo más en herencia pero con esa ya tiene bastante :)
Muy bueno el relato y muy prolífico has vuelto de tu recogimiento, se ve que tenías mucho que contar, a ver si seguimos disfrutando con tus historias.
Me ha gustado mucho!!
Un beso!
Una herencia siniestra, que se ha tomado su tiempo para hacerse carne. QUé buen relato, Luis. Me ha enganchado desde el principio y me ha impactado el final. Será algo genético, será algo que se lleva más allá de la sangre. Como sea no me gusta el destino de esa mujer, que fue niña alguna vez.
Un abrazo!
Me parece un relato muy original que me ha mantenido en vilo hasta el final...el componente genético es muy importante y si el padre era un asesino tan macabro, es posible que la hija también sienta esa necesidad de acabar con la vida de la gente. Me encanta el título!
Te felicito! Y por cierto, a mí no se me hizo largo...
Un beso
,
Esta largo sí, pero merece ser leído. Lograste retener mi atención hasta el final. Es macabra la herencia del padre, que por ser genética no creo podrá evitarla. Me gusto la trama de tu relato.
Beso
Te diré Luis: tu relato no me parció largo. La trama, el modo en que lo narras, hace que una se sumerja en la historia y la viva, y la respire, con todo ese aire siniestro que la envuelve. No siempre los hijos heredan lo mejor de sus padres, y este es un aterrador ejemplo.
Celebro que retomes la letras, celebro este octubre que transcurre de una manera impecable, por lo que me queda felicitarte por el trabajo que llevas y este regreso, que debería ser preámbulo de nuevas propuestas. Jaja! Ya te quiero meter en un nuevo baile! :D
Gaby*
Gracias a todos por los conceptos y la buena recepción. Ya saben que estuve bastante desconectado y volver se me hizo bastante complicado. Tengo ganas de seguir espero que me acompañen y creo que tengo ganas de participar en propuestas de amigos e ir planeando el 2016.
Muy intenso tu relato, las huellas del padre quedaron impresas en esa hija que terminará recorriendo su mismo camino.
Me alegra que tengas ganas de seguir escribiendo, ya que lo haces muy bien :)
Un beso!
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