Caramelos
ácidos
¡Qué vida su
vida! Elmer, una vez más, se había levantado de mal humor. La casa estaba hecha
un desorden, por lo que caminaba arrastrando sus pies, tratando de evitar pisar
las tantas cosas diseminadas en el piso.
En realidad, no
se sentía responsable por el aspecto de su casa, mucho menos por el estado calamitoso en el
que se encontraba él... todo era culpa de ella, "maldita mujer"
que se le había cruzado en el camino. "Insensible, insensata, egoísta y
manipuladora". Toda su rabia la volcaba en palabras que vociferaba con
energía para que rebotaran entre las paredes de su casa. A cambio, la casa le
devolvía el silencio más absoluto. La soledad le pesaba, pero no tanto como el
recuerdo constante de aquella mujer que había sido su compañera por bastante
tiempo. "La paciencia caduca" -le había espetado ella en su
cara el día en que con las valijas prontas se despidió de él sin mucho más
preámbulo. "Claro" -pensó Elmer- "es más fácil echarme
la culpa a mí y no hacerse cargo de nada de lo que a ella le toca. ¡Maldita,
infeliz, ponzoñosa víbora!" y así seguía la retahíla, día tras día,
hora tras hora...
La televisión
estaba encendida, le gustaba ver a Puglia cocinando y reír con los chistes de
doble sentido que a veces acompañaban sus preparaciones. Reía como sin ganas,
pero reía, mientras su abultado abdomen cimbraba por los espasmos de su risa.
Nunca le faltaba la lata de cerveza, se le adhería a la mano con más entrega
que la de quien había sido su mujer. O al menos, él disfrutaba más de su
compañía y el efecto risueño que le provocaba.
En eso... sonó el
timbre. Le resultó un sonido molesto, inoportuno, lo que le provocó que su
boca, una vez más, se llenara de improperios. Pero ni se inmutó, no estaba
decidido a mover ni un dedo para ver quién llamaba. "No espero a nadie."
Esa fue su resolución final...
La tarde fue
transcurriendo. La televisión siguió encendida. No se hablaba más que de
Halloween y la noche de brujas, "esas estupideces importadas que nada
aportan a la vida. Malditos yankees, como si no alcanzara con los problemas de
uno. Encima, hay que agregar celebraciones estúpidas. Allí andan los niños
estupidizados, disfrazados de monstruos, como si no tuviéramos bastantes
fantasmas con los que lidiar a diario! ¡Manga de idiotas! A mí que no vengan a
romperme los huevos con dulce o truco, o cómo mierda le digan. Al primero que
me venga con una idiotez de esas le
zampo una patada en el medio del culo!"
Ilustración creada por la autora |
De pronto, un
recuerdo se le escurrió por la memoria. Con parsimonia se levantó del sillón
que padecía un destartalo inevitable a
causa de su peso. Una vez más, sus pies se fueron entreverando con prendas,
papeles y latas tiradas en el piso. Se dirigió a la cocina. Recordó que "ella",
guardaba en alguna parte una lata repleta de caramelos ácidos. Eran sus
preferidos. Él los odiaba. Buscó hasta que los encontró. La lata estaba llena
por la mitad. La sostuvo entre sus manos que empezaron a temblar, vaya a saber
por qué endemoniado motivo. Su mirada huyó del lugar, dibujando imágenes en el aire...
pensamientos distorsionados, recuerdos mutilados, risas acalladas, entregas
dolorosas, frustración y rabia, sobre todo eso, mucha rabia. Lentamente, se
agachó donde se hallaba el estante de los artículos de limpieza. Tomó un
recipiente de veneno para ratas... "Maldita noche de brujas!... maldita
bruja!" ...
Caía la tarde,
cuando los niños con sus vestimentas de Halloween salían a hacer la recorrida
tocando timbre casa por casa, conminándole a quien le abriera, con la consabida
frase: "¡Dulce o truco!"
Elmer, aguardaba
con una sádica sonrisa en los labios...
Gaby*©
2014
El relato que leyeron
pertenece a ADRIANA GABRIELA TUGORES.
Aquellos que siguieron
los recuerdos de este especial y llegaron a este increíble relato habrán
apreciado la versatilidad de Gaby.
No solo desarrolla un talento
en el ritmo narrativo que imprime a sus trabajos sino que también hay un gran aporte
visual. Sus ilustraciones demuestran su visión artística.
Ha realizado
ilustraciones para Teresa Oteo Iglesias en varias ocasiones. También ha
participado en varias antologías, así como finalista en otras convocatorias
literarias.
Invito a conocer más Gaby
directamente desde su sitio. Encontrarán un universo de palabras, logros y
muchas texturas, colores y formas:
7 comentarios :
Terrible personaje. Es una sorpresa, se fue anunciando que podría llegar a algo desagradable. Pero fue una sorpresa.
Buen relato.
Bueno, como ha venido Gaby* hoy!!!, a mí que no me espere por su casa con mi súper disfraz de este año jajaja
Vaya personaje más desagradable, bueno un poco más que desagradable.
Me ha sorprendido, parece que no, pero muy fuerte el relato.
Genial!!
Besos!!
Bufffff! El final pone los pelos de punta de pensar lo que va a pasar...Has dibujado perfectamente al personaje, un ser amargado hasta la náusea y lleno de rabia por todo...lo malo es que lo va a pagar con los pobres niños. Excelente el relato y la ilustración!
Un beso
Odio, contenido en la sangre, fracaso y una venganza no dirigida. Un relato con un final terrible, que queda abierto al desastre que provocará.
Me impactó este relato, Gaby. Es magnífico, redactado perfectamente y que va llevando al lector a ese desenlace inesperado y feroz.
Te felicito, siempre disfruto todo lo que haces.
Un beso enorme.
Señora linda, has logrado hasta horrorizarme el alma. Tu personaje es uno de los más amargados y ponzoñosos que pudo haber parido tú literatura del terror. Me fascina leerte, y como dice Luis, con un plus ya que los acompañas con tus talentosos dibujos. Se me compungió el corazón por los pobres niños que recibirán esos caramelos. =(
Un beso
Gracias a todos por sus comentarios! En verdad, el señor de la historia, este tal Elmer, es el monumento a la maldad. Algo, no sé qué, me fue llevando a la hora de escribir el relato, a meterme en las fauces de un hombre capaz de todo movilizado por su propio odio y su desquicio mental. Imagino que los habrá por allí sueltos, especímenes de este tipo (cuando no peores), lo que pone ese plus inquietante y horroroso que la realidad a veces impone, sobrepasando la propia ficción.
Quedémonos con esto: hoy solo fue un cuento.
Besos a todos, y un gracias enorme a Luis, por la oportunidad y por este tipo de iniciativas que tanto motivan y entusiasman.
Gaby*
Un personaje repulsivo al que puedes llegar a odiar con una facilidad pasmosa. ¡Que buena descripción Gaby!.
El final, impactante por esa sugerencia tan demencial.
Muy bueno.
Un abrazo.
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