RELATO 2.0 PRESENTA:
TERROR
EN
PRIMERA
PERSONA III
Hacer click sobre el título para escuchar el audio, comienzo del relato 2.0
La tragedia, la
fatalidad, hasta inclusive el fin del mundo comienza con un pequeño incidente,
como si fuera apenas un detalle.
Hace unos días se
avecinó una fuerte tormenta. Junto a la lluvia y el fuerte viento que sopló con
intensidad termino provocando, en cierta forma un aceleramiento. Una eventualidad indiferente para el universo se concretó con imprevista resolución.
Escuché alguna vez en boca de mujeres, que en ocasiones las tormentas adelantan los partos. Quizás,
el fenómeno climático incidió en el estado fecundo de mi perra, para acelerar el
arribo al hostil mundo a cuatro cachorros.
Lamentablemente, uno
de ellos permaneció muy poco tiempo con vida. Cuestiones de la naturaleza, o de
formación, o ya tenia designado la brevedad de existir. Habrá que lamentarse o
interrogar la fe del Dios animal que haya consentido esta prematura muerte...
En fin, como vieron
los otros tres están en perfecto estado, siempre prendidos a la teta de su cuadrúpeda
madre. La absorben todo el día con ojos cerrados y, a la mínima separación, el
chillido se hace presente alertando su indefensa presencia en el patio de casa.
La repulsiva tarea
de remover el cadáver del cachorro recayó en mí. Con mucho desagrado me atreví
a emprender la misión. Me acerque a la casucha y con ternura acaricie la cabeza
y el lomo de mi mascota. Ella entendió perfectamente mis intenciones y, como
alguien que no desea ver la escena trágica, se alejo dándome espacio para
actuar. Me calce los guantes de goma para tomar al cachorro muerto. No pesaba
nada y me sobraba mano para el tamaño del cuerpo que cargaba. La cara del
animal estaba contraída y endurecida, su pequeña lengua pendía seca como si cayera de un lado.
En determinado momento,
sopesé ligeramente al animal y apoye el pulgar cerca del hocico.
Una punzada infernal surcó
mi dedo de forma tan inesperada como dolorosa.
Sacudía la mano con frenesí
para desligarme de la mordida inverosímil. El cachorro cayó al suelo y lo pateé
con fuerza por la rabia y a causa de la consternación.
Me quite el guante e
inspeccioné la herida, era una marca muy
pequeña como un pinchazo de alfiler y una gotita de sangre coronaba la imperceptible
mordedura.
Volví a acercarme al
inmundo e ingrato perro y me cercioré de que continuase con vida. Lo moví, como
si se tratara de una piedra con el pie. Si volvía a morder no podría atravesar
la gruesa capa de cuero que revestía mi calzado.
Me sorprendió saber
que los cachorros nacieran con dientes (por mas diminutos que fueran, estaban
formados), este animal apenas tenia un día. Luego, reflexioné sobre lo sucedido…
La mordida fue su primer y último acto de arrojo
que cometería. Como si toda la furia, por su inexorable muerte la volcó en ese
ataque final. En ese sentido, lo entendía. Se estaba muriendo y la injusticia
que profesaba debió resultar en ese reflejo instintivo (tal vez inútil, o tal
vez no) de sobrevivencia.
Otra duda me
sobresalto, la noche que nació ya estaba muerto o lo deduje. No entendía, cómo tuvo
una agonía tan prolongada, de tantas horas. Un pensamiento oscuro me embargo;
retorno de la muerte para dar una mordida. El hecho de no sentir ni la más mínima
pulsación durante el instante que lo tuve en la mano, me hacia sospecharlo.
Cuando volví a mi
casa, me lave el pulgar y lo desinfecte con alcohol, también improvise un pequeño
vendaje. A las pocas horas, sentí un calor intenso en la zona y removí la
compresa....
Experimenté un
terrible miedo, el tejido estaba totalmente carcomido. Debía asistir a una policlínica
pero me temía algo demasiado funesto para afrontarlo. Además, debía entrar a
trabajar en un par de horas. Así que zanjé mi contrariedad, diciéndome que al día
siguiente marcharía al centro hospitalario para que me examinaran.
Con la herida a
resguardo y disimulada, atendí a varios clientes durante las ocho horas del
jornal, aunque comencé a sentirme mal apenas arribe al local. Un ataque de tos
me molesto durante media hora, por más que intentaba, no lograba taparme las boca
cada vez que tosía. Un extraño malestar estomacal me mantuvo durante instantes retorciéndome
del dolor. Casi al final de día, algo que reptaba por mi garganta instó una
fuerte nausea, provocando a salirme corriendo al baño que se encontraba en el
piso de arriba. El sanitario era de uso exclusivo del personal, de las cuatrocientas
personas que trabajábamos en el supermercado. Cuando levante la tapa, vomite
con una fuerza inusitada el mal que tenía dentro. Parecía que eran hojas de
afeitar que subían por mi garganta y un ardor atroz me laceraba internamente.
El desagradable depósito que deje, fue difícil de hacerlo desaparecer. La masa sanguinolenta
con teñiduras verdes y amarillas, y restos de alimentos le costó eliminar a la
fuerza del agua de las cisternas, debí tirar la cadena tres veces.
Un inesperado alivio
me tranquilizó y ayudó a completar las horas que restaban. Antes de despedirme
de mis compañeros, les advertí que, probablemente, al día suguiente me
ausentaría si continuaba en este estado. Ellos me desearon una rápida recuperación
y que, seguramente, se tratara de un simple gasto enterocolitis y me
recomendaron que bebiera mucho líquido.
Lo mejor era que me
tomara unos días, no quería contagiar a nadie.
Ese fue mi último día en el trabajo y no es que extrañe pero, realmente, la situación actual no es de las mejores para sustituir. Esa noche la fiebre fue brutal, según el termómetro, llegue a los cuarenta y cinco grados centígrados. No entiendo porqué no exploté pero sigo aquí. Al otro día estaba devastado. No sentía las piernas y la inmovilidad era total, pensé que había sufrido una parálisis debido a la fiebre. No pude llamar al médico, no tenia fuerza para tomar el móvil apenas alzaba los párpados y con un esfuerzo descomunal lo lograba, pero no veía nada. Luego, caía rendido por el sueño.
Volví a examinarme y a
tomar fotografías. Las mismas marcas se han multiplicado por otras zonas de mi
cuerpo y lo de mis ojos.... no sé qué decir.
Dios, mis ojos tiene
algo. Durante la convalecencia por la fiebre estuve ciego...
Un temor profundo
mezclado a culpa me asustó dejándome a la inacción como mi única opción.
Encendí el televisor
y vi en las noticias que una nueva epidemia estaba causando estrago, y varias
personas estaban internadas y bajo supervisión médica. Según la prensa era un peligroso brote de algún
tipo de virus. Los síntomas eran, vómitos, diarrea y fiebre muy alta. En una pequeña
entrevista aparecían varios funcionarios del supermercado y tomaban como origen
de la epidemia ese local.
Ahora, eso que fue mi
negligencia se extendía.
Comienzo a sentir una
ligera sensación de vértigo, estoy seguro que este es el fin.
Llamé a un amigo y le
relate todo lo acontecido. Dejé las llaves a mano, por si me encuentra muerto
en el cuarto o tirado en el baño.
No tengo miedo, pero cargo
con una gran culpa.
VER FINAL
7 comentarios :
Hola Daniel y gracias por el comentario. Hago una pequeña aclaración; hace tres años que vengo realizando en cada Octubre un Relato 2.0. Este año incluí de antemano tu consejo en el título, (que espero que hayan escuchado, igual al final del vídeo se escucha el comienzo de todas formas) que haciendo click abre otra ventana.
En cuanto a las fotografías me parece más acertado incluirlas porque la imagen es parte de lo que ofrece tener un blog y lo visual en este tipo de experimento forma parte de intentar capatar a cada momento la atención. Aclaro también, que todo está realizado con lo que tengo a mano. Espero sponsor para el año que viene y hacer algo más producido jeje.
Igual estuve ensayando bastante con los trailer por eso, este final me salió muy teatralizado jajaja, con música y todo. Espero que Danny Boyle no se enoje por usar su tema para identificar que hablamos de un virus y de zombies. Abrazos a todos
Me parece bien logrado. Y está bien que incluyas las fotos.
Danny Boyle no tiene motivos para enojarse. Sí, tal vez para tener envidia. Porque planteaste lo que nadie planteó antes, un posible origen. Parece obvio que fue la tormenta. Tal vez haya afectado a otros cachorros de animal, que mordiendo iniciaron la infección.
Por acá, se pronostica una tormenta.
Pues me ha parecido genial, y el final de verdadero escalofrío. Al principio creí que era una anécdota personal, pero la patada al perro me eliminó la idea... Muy bueno, enhorabuena.
Un abrazo, Luis.
jajajaaja GENIAL!!!!
Si es que esos mordiscos son muy peligrosos!!
Esto sí que es terror en primera persona y lo mejor de horror en la web de todo el especial jajaja, lástima que en el audio no se entiende la voz, no sé si se pierde algo importante!!
ENHORABUENA!!! cada día te vas superando a ti mismo!
Pero pobre perrito... :)
Besos!!
Muy bueno Luis, lo has bordado! Desde el principio está muy logrado, mantienes muy bien la intriga. La escena del cachorrito muerto volviendo de la muerte para pegarte un mordisco me ha puesto los pelos de punta. Las imágenes están muy bien y te felicito por todo el conjunto en general.
Enhorabuena!!!
Un beso
Hola a todos gracias por comentar y haber leído este nuevo relato 2.0.
Les comentos que de todos los cachorros que nacieron solo quedó uno, se llama Roberto y está viviendo felizmente en un nuevo hogar adoptivo. Ha sido toda una tragedia este segundo embarazo perruno. El relato me surgió de este episodio.
Genial Luis!!! El relato es intenso, genera un suspenso que desencadena en el terror del final.
Qué trabajo excelente has realizado, las fotos, la imagen, es perfecto.
Te felicito
Un beso.
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