Capítulo noveno
-Entiendo, van a investigar, para
luego explotar el material necesario, para dicha ciudad.
-Efectivamente, ahora me refiero, en
este viaje, asentaremos las bases. En
nuestro próximo paseo lunar, así por decirlo que será en una nave más grande y
cómoda, traeremos los 500 obreros mecánicos y sus respectivos capataces,
también los ingenieros metalúrgicos, más el material a emplearse.
Te prometo Débora que colaboraremos en
todo, para eso hemos venido a ensamblarnos.
-¿Entonces a que se debe el
interrogatorio y la prolongada explicación que te di?
Se arriesgó y acercándose más a ella,
se confundieron en un abrazo violento y en un beso más furioso aún.
Se apartó muy tocada en sus sentimientos,
por este rubio astronauta soviético.
El viaje continuó silencioso para
todos, ya que los rusos, se trasladaron a su nave.
De pronto la voz la interrumpió
enérgica;
- ¡Débora!, no me agrada lo que hiciste,
no debes comprometer nada, mientras cumples esta delicada misión, además tengo
celos, negros, furiosos y profundos, tus besos me pertenecen, son míos. Cuando
esté cerca, te quemaré los labios, apenas podrás contener los latidos de tu
corazón.
Muy asustada, cerró el radio, actitud que no debió ejecutar, dado
que era el medio de comunicación con la tierra, pero el susto pudo más.
Ya serena volvió a abrirlo, pero su
descanso se había convertido en un martirio.
De pronto la voz de Deig, sonó en los
oídos de Bágner, quien despertó de súbito:
- ¡Qué pasa, Deig!, ¿Qué pasa?
-Estamos en dificultades.
-¡Graves!.........
-No puedo asegurártelo, pero es
urgente.
-Despierta a los soviéticos, algo
haremos.
-Yo estoy tranquila, dijo Débora,
está la otra nave si es que la necesitamos.
-Nunca pienses en abandonar lo tuyo
sin antes haber agotado todos los recursos, ¡palomita!
-No me llames así, no olvides que soy
tu superior y este apodo me quita autoridad.
-Compórtate como tal, entonces... autoridad...
va, aquí somos todos iguales.
-¡Te equivocas! yo soy la autoridad.
-En casos de emergencias, sin
nosotros no eres nada.
-Puede ser.
Por suerte entre todos, localizaron
la falla y se pudo regularizar la situación.
Resultó ser la palanca de armado,
situada a un costado de la nave, por lo que con mamelucos espaciales, Vladimir
y Costantin la repararon
Continuará…
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Gracias Norma por tu aporte y fidelidad con el blog
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