MR. Deadly
#7
Una nueva jaqueca invadía la mañana de Mr. Deadly como resultado de la
clásica consecuencia de su anterior aventura.
A nuestro amigo se le instaló una extraña sensación. Lo había visto
hacer a otras personas en sus desafortunados trayectos por las calles. Ahora
tenía la caprichosa necesidad de imitarlos.
Mr. Deadly quería fumar.
Este nocivo vicio no lo amedrentaba a pesar de las infinitas
publicidades acerca de las perjudiciales consecuencias del consumo del tabaco.
Curiosa fue la reflexión que Mr. Deadly acababa de desenmarañar. Él pensó:
nadie quiere realmente sufrir pero porque el placer, aunque sea efímero, es más
poderoso que cualquier razón.
En fin; que otras cavilaciones nacieron de esta primera cuestión y que el
protagonista fue entretejiendo en su mente, mientras llegaba al kiosco más próximo
a su vivienda.
Mr. Deadly le llamó la atención de su presencia, al comerciante que se
hallaba agachado abriendo paquetes de revistas y diarios, mientras le ofrecía a
todo aquel que se colocaba a su espala la raya del culo, que el pasacinto de la
cintura de sus pantalones cedían para su exposición, como si se tratara de una
postal urbana.
Finalmente, le pidió una caja de cigarrillos.
El vendedor le consultó por la marca que deseaba. Mr. Deadly, ignorante
en la materia, le contestó que cualquiera le venía bien.
El hombre le entregó una determinada cajilla y justificó su recomendación
porque; además de ser suaves, estaban brindando una promoción con miles de
premios.
Los cigarrillos venían con una raspadita. El afortunado cliente que
lograra desvelar tres logos iguales obtenía
el premio.
Los lectores de nuestro mortal amigo se preguntarán; ¿cómo hace Mr.
Deadly para sobrevivir? ¿con qué dinero compra los cigarrillos? ¿Cómo paga el
alquiler, la luz, los impuestos? ¿Cómo logra trabajar ocho horas o cumplir con
un trabajo de medio tiempo, si apenas consigue sobrevivir hasta las tres de la
tarde?
Semejante disquisición remite a una sola respuesta: Al lector, no le debería
importar…
¡Volviendo a la acción!
Mr. Deadly comenzó a raspar uno de los cuadros de la tarjeta, y reveló
un icono que se asemejaba a un teléfono celular. Para su sorpresa el segundo y
tercer cuadro coincidían. El afortunado Mr. Deadly era el acreedor de un
fabuloso móvil de última degeneración.
Desgraciadamente… la tecnología y el tabaco parece ser una combinación
letal para Mr. Deadly.
A pesar que nuestro amigo continúa su monótona manía de morirse sin haber subsistido un día completo, va llenando sus escasas horas con ideas y pensamientos
sobre la existencia.
No es una cuestión de hacer mal las cosas, es solamente que las cosas, a
veces, salen mal.
Mr. Deadly abre el estuche de su reluciente obsequio y a continuación lee
el manual para seguir las indicaciones de conexión del móvil al accesorio que
carga la batería. Tal vez, el hecho de mantener la alimentación del dispositivo
durante veinticuatro horas era un plus de suerte, que le indicaría un nuevo
plazo más extenso que el habitual.
Mr. Deadly esperaba ansioso la luna, como un milagro, en el alféizar de
la ventana. Plantado de forma tan expectante e ilusionado con la suposición, que se sobresaltó
cuando el teléfono comenzó a sonar y un ringtone pasado de moda alertaba una
llamada entrante.
Nuestro protagonista dijo; Hola, con el cable aún enchufado, y que cargaba la batería de litio. Sintió un calorcito
en su oído mientras una aterciopelada voz femenina, del otro lado de la línea,
le consultaba por el reciente premio y su funcionamiento.
En ese momento, el calor aumentó y un gran estallido tomó por sorpresa a
Mr. Deadly.
El sonido de la explosión le rompió el tímpano desencadenando un sangrado abundante. El fuego le
provocó quemaduras de tercer grado en buena parte de su rostro, junto al ácido de la
batería que le calcinó otras áreas de su anatomía, de todas formas; estos fueron
daños menores. En realidad, la fuerza de la explosión fue tan grande que al
caer inconsciente no logró combatir las llamas a su alrededor y la ignición fue total.
Es muy probable; que a la mañana siguiente sufra alguna sordera o algún
tipo de reacción alérgica en su epidermis.
Hora del deceso 16:58
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