** Es que tengo exactamente 29 minutos para darle sentido a todo. El tiempo escasea y no puedo detenerme en discernir entre uno u otro recuerdo. Todo el miedo contenido, está por rebasar los límites comprendidos. Dentro de poco; el caos desatará un fuerte vendaval violento, no habrá sobrevivientes.
Hemos intentado mantener la calma y continuar con el protocolo habitual durante todo este tiempo. Ahora ya no es posible. El terror nos está paralizando a todos y aunque la idea de un mañana inexistente nos hace pensar en arrojar la toalla, en abandonar la lucha, no nos rendiremos antes de tiempo, tenemos que seguir adelante… hasta el final.
El pánico será aún mayor si las calles permanecen sembradas de cadáveres en descomposición, los malos olores inundan nuestros hogares, el aire se hace irrespirable y el solo hecho de pisar la calle se convierte en un espectáculo dantesco; es nuestra obligación encargarnos de las víctimas y eso haremos.
Hace ya tiempo que se ha implantado el plan de contingencias para grandes catástrofes, pero esto desborda todas las previsiones.
Las brigadas para la recogida de cadáveres son insuficientes, necesitan ayuda, cada día más ciudadanos se ofrecen voluntarios para retirar los cuerpos sin vida que se agolpan en las calles, en los parques, en las puertas de nuestras casas…, después son trasladados a las plantas de incineración, ya no damos tiempo ni a que se enfríen; hay hornos crematorios improvisados por todas partes; en cuestión de segundos se convierten en polvo, tan solo una breve explosión, un fogonazo y un calor insoportable.
Tras cada hornada unas horas grises de desolación en las que el sol se oculta tras una nube de muerte.
El tiempo se agota, nadamos contracorriente.
Soy el único trabajador que queda en la planta; intentaré mantenerla en funcionamiento, no sé por cuanto tiempo…
** Cada acto tiene sus
consecuencias, que otra expectativa esperaba la humanidad...
La oscuridad que se avecina es propicia para la reflexión. Si hay un
Dios, detrás de todo esto, y si este es su castigo, lo justifico plenamente.
*Hoy cumplo cuarenta y tengo la certeza de que es mi último
cumpleaños.
No puedo decir que me siento feliz porque no sería cierto pero sí he decidido celebrarlo. Daré una fiesta en mi casa esta noche, nada multitudinario ni ostentoso aunque bien pudiera haberlo hecho, de poco me van a servir ya los ahorros que tengo en el banco o el plan de pensiones.
Estaremos en familia: mi marido, mis hijos, nos acompañarán mis padres, vendrán también mis hermanos con sus parejas, mi sobrina… pobrecilla, apenas hace unos meses que empezó a vivir… y algunos amigos, los más cercanos; otros ya no viven para poder acompañarme hoy, sus vidas se apagaron dejándonos una amarga sensación de impotencia, se fueron sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo.
Ha sido una cena muy agradable, tranquila y divertida, sin tensiones familiares ni malos rollos.
La noche transcurrió rememorando anécdotas de cuando éramos pequeños y recordando buenos momentos; nos hemos reído, nos hemos abrazado y, por unas horas, he conseguido que olvidaran que nuestros días estaban contados.
Saqué la tarta de la nevera, de selva negra, mi favorita y unas botellas de cava.
Brindamos por el pasado, no tenía sentido hacerlo por el futuro.
A la mañana siguiente hallaron nuestros cadáveres. Después de todo tuvimos una muerte dulce, puse el veneno en la tarta, nadie lo notó; lo más duro fue darle ese biberón letal a la niña, se me saltaban las lágrimas mientras lo hacía, solo yo sabía que era el último que tomaba.
Decidí por todos, es cierto, pero no me arrepiento; yo ya estaba infectada, el contagio era inevitable.
En nuestro último aliento permanecimos juntos y fuimos felices.
No puedo decir que me siento feliz porque no sería cierto pero sí he decidido celebrarlo. Daré una fiesta en mi casa esta noche, nada multitudinario ni ostentoso aunque bien pudiera haberlo hecho, de poco me van a servir ya los ahorros que tengo en el banco o el plan de pensiones.
Estaremos en familia: mi marido, mis hijos, nos acompañarán mis padres, vendrán también mis hermanos con sus parejas, mi sobrina… pobrecilla, apenas hace unos meses que empezó a vivir… y algunos amigos, los más cercanos; otros ya no viven para poder acompañarme hoy, sus vidas se apagaron dejándonos una amarga sensación de impotencia, se fueron sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo.
Ha sido una cena muy agradable, tranquila y divertida, sin tensiones familiares ni malos rollos.
La noche transcurrió rememorando anécdotas de cuando éramos pequeños y recordando buenos momentos; nos hemos reído, nos hemos abrazado y, por unas horas, he conseguido que olvidaran que nuestros días estaban contados.
Saqué la tarta de la nevera, de selva negra, mi favorita y unas botellas de cava.
Brindamos por el pasado, no tenía sentido hacerlo por el futuro.
A la mañana siguiente hallaron nuestros cadáveres. Después de todo tuvimos una muerte dulce, puse el veneno en la tarta, nadie lo notó; lo más duro fue darle ese biberón letal a la niña, se me saltaban las lágrimas mientras lo hacía, solo yo sabía que era el último que tomaba.
Decidí por todos, es cierto, pero no me arrepiento; yo ya estaba infectada, el contagio era inevitable.
En nuestro último aliento permanecimos juntos y fuimos felices.
** Hace poco, observé como un
hombre asesinaba niños. Nadie podrá revolver, en su enfermo cerebro, y
encontrar una explicación. Ahora, ¿por qué niños?
Es que hemos llegado al máximo
grado de degradación y nos mienten con eso que la humanidad cambiará. Es una
gran falacia, que ni el más humano la cree. Ya no hay crédulos.
Todavía me quedan unos minutos
para contemplar esta penúltima noche. Solo nos quedará tiempo para reflexionar.
*Cuando acabe todo lo que conocemos,
y el todo sea la nada perdida en la nada,
la soledad disuelta en cenizas,
el vacío intangible de la no existencia.
Cuando ya no tenga sentido la vida,
ni el poder, ni el más fuerte, ni el futuro, ni el éxito.
Y nos quede tan solo un instante fugaz
en el que aferrarnos a lo que más queremos
y apretarlo tan fuerte contra nuestro pecho
que apenas quede espacio para ese frío suspiro
que nos arranca el alma y hace dulce la muerte.
Cuando acabe todo lo que conocemos,
quedaremos tú y yo para siempre
y un amor eterno.
y el todo sea la nada perdida en la nada,
la soledad disuelta en cenizas,
el vacío intangible de la no existencia.
Cuando ya no tenga sentido la vida,
ni el poder, ni el más fuerte, ni el futuro, ni el éxito.
Y nos quede tan solo un instante fugaz
en el que aferrarnos a lo que más queremos
y apretarlo tan fuerte contra nuestro pecho
que apenas quede espacio para ese frío suspiro
que nos arranca el alma y hace dulce la muerte.
Cuando acabe todo lo que conocemos,
quedaremos tú y yo para siempre
y un amor eterno.
*La segunda noche está formada por textos de Teresa Oteo Iglesias
(Premio B 2ª Edición, internacional y administradora del blog Puntos Suspensivos). Estos trabajos se identifican en rojo y se titulan;
“Almas de cenizas”, “Feliz cumpleaños” y “Cuando acabe todo” (presentados en
este orden)
** Estos fragmento de la Segunda Noche me pertenecen.
Para acceder a las otras noche:
PRIMERA NOCHE
SEGUNDA NOCHE
Recuerden adquirir el libro de teresa Oteo ORBIS VERBUM: un giro de compás en
orbisverbumventas@gmail.com
Para acceder a las otras noche:
PRIMERA NOCHE
SEGUNDA NOCHE
Recuerden adquirir el libro de teresa Oteo ORBIS VERBUM: un giro de compás en
orbisverbumventas@gmail.com
2 comentarios :
Magnífica la conjunción que habéis creado entre los textos brillantes de Tere y tus introducciones igualmente interesantes.
Cuando dos buenos escritores se unen salen trabajos de gran calidad.
Buena propuesta.
Enhorabuena a ambos.
Un abrazo
Una dupla más que perfecta, con textos increíbles y desoladores que dejan al lector pensando mucho.
Impecable esta entrada.
Los felicito.
Un abrazo a ambos!!!
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